sábado, 31 de mayo de 2014

Evaluación como forma de mejora.

Este proyecto es más que discutible, debido a su complejidad, además provoca mucha polémica en la sociedad. La evaluación es un rasgo fundamental en el ámbito escolar, así como en el sistema educativo, y del cual cada persona depende en un futuro. Pero el problema verdaderamente lo podemos encontrar en la escuela, donde califican a los alumnos con los dichosos valores numéricos que se suponen que miden tu aprendizaje.

Toda mi vida he pensado que las notas eran una parte muy importante en la educación. Siempre hemos tenido la competencia de obtener una calificación más alta que la del compañero, o estar sometido a la presión de aprobar, sino era así, debías superar un castigo, como era el del suspenso. Pero ahora, en mi primer año como estudiante del Grado de Educación Primaria, me doy cuenta de lo absurdo que es todo esto.

Recuerdo perfectamente, cuando al final de cada trimestre mis compañeros de clase me preguntaban ¿Cuántos sobresalientes has sacado?, y yo respondía una cifra mayor o menor, según mis calificaciones. Ellos simplemente preguntaban esto por presumir o darse a valer. Hoy, me pregunto ¿Para qué sirve todas esas notas a lo largo de todos estos años? o ¿Qué serán de mis compañeros? Pues efectivamente, muchos de estos casos no son tan maravillosos como antes, ni tan siquiera estudian.

Con esto me refiero a que resulta ridículo que cada persona tenga una nota determinada, o acaso vamos por la calle diciendo, mira esta persona es un diez, esta otra es de un ocho. Todo esto suena bastante ridículo ¿no creéis?. Pues lo mismo ocurre con el alumnado, puesto que reflejar lo que un alumno ha aprendido de uno a diez es absurdo.
Como consecuencia de este método, los propios alumnos buscan simplemente aprobar, intentando no suspender, por lo que para ellos lo único que tiene interés son los resultados que obtengan, de manera que no aprenden, simplemente se esfuerzan para memorizar contenidos que proximamente serán olvidados por completo. Por tanto, la calificación dificulta el proceso de enseñanza y aprendizaje, además las sanciones que se imponen en forma de suspensos, lo único que puede lograr es que los alumnos no quieran cursar más sus estudios.

 Respecto a los profesores, tienden a calificar por una sencilla razón, ya que es el método más fácil para la puntuación del alumnado, pero debido a esto, la memorización de contenidos está presente, por tanto, los alumnos se comportan como "vomitadores de contenidos".
Algunos se preguntarán ¿Cómo vamos a modificar las notas después de tantos años, sino conocemos una escuela sin notas?, pues los futuros docentes tendremos esta difícil tarea, ya que seremos los encargados de intentar cambiar una parte del sistema. Hay que hacer ver a la sociedad y al propio sistema que no todo depende de la nota. Además si no calificamos con valores numéricos, favorecemos a su vez la cooperación dentro del aula y no la competencia entre los alumnos.

Para comenzar la modificación de todo esto, debemos hacer ver que evaluar, no es calificar. Como bien dice Paco Espadas en su artículo, habría que aprender a enseñar sin calificaciones, ni suspensos. 
Esto puede proporcionar un aumento de la imaginación y el pensamiento del alumno. Debemos entender la evaluación como un proceso de la mejora del aprendizaje y la enseñanza, así como valorar la evolución del alumno. De esta forma, habría una notable mejora en cuanto al ámbito escolar.

 Como conclusión me gustaría destacar esta frase con la que Paco Espadas concluye su artículo:
"Hay que preocuparse mucho más por la educación que por la evaluación"


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